Cuando tienes tiempo para pensar, empiezas a comprender muchas cosas. Te das cuenta de las cosas tal y como son en realidad, como no las veías antes. Te das cuenta que hay cosas, detalles insignificantes que te muestran lo que vale una persona, lo que te demuestra día a día. Cuando te das cuenta de estas cosas, aun valoras mucho mas a esa persona de lo que ya lo hacías antes.
Lo malo de esto es, que al igual que te das cuenta de las cosas buenas, te das cuenta de otras cosas que no son tan buenas. Te das cuenta de que hay cosas que son muy tristes, personas falsas que realmente no se merecen que las valores. Por suerte, en algún momento te das cuenta de ello y recapacitas.
Lo realmente bueno de todo esto, es que aunque te des cuenta de las cosas malas o tristes de las personas, seguramente estas cosas no sean de tus amigos, sino de otras personas. Mientras que cuando te des cuenta de las cosas buenas, seguramente todas sean de tus verdaderos amigos, y es en ese momento, donde sonríes y te das cuenta que no cambiarías la verdadera amistad por nada del mundo.