Después de la tormenta, no encontré la calma.
Volví a sumergirme en lo que, por una vez, descarté y olvidé.
Pensar no tiene que ser siempre la mejor opción. Siempre hay más caminos.
Yo por desgracia, escogí el erróneo y quizás, me arrepienta durante toda mi vida.
Los sentimientos controlan nuestra mente en los peores momentos y, a consecuencia, nos hacen cometer locuras.
Aprende de los errores... y yo de este aprendí demasiado.
Att: El humilde escritor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario